Esta era una etapa a medias, empezaba y terminaba en el mismo lugar; la ciudad de El Calafate y tendría una duración también especial, 4 días de viaje.
Hace dos semanas, el equipo mexicano procedente de Santiago de Chile alcanzaba » La Capital Nacional de los Glaciares» sobrenombre con el que se conoce a la población santacruceña de El Calafate. Capitaneados por Marco Salgado y serpenteando entre la ruta 40 argentina y la carretera austral chilena, nuestros amigos de Tijuana culminaron un viaje inolvidable
La Patagonia es uno de los lugares más fabulosos del planeta y durante este verano austral, es el territorio que nos acogerá y nos pondrá a prueba. Los días han sido climatológicamente perfectos, cielos azules y el termómetro entre 15 y 22 grados, vientos soportables y sin señales de lluvias o tormentas.
El sábado y pese a que llegamos pasado el medio día, buscamos el hotel, dejamos los equipajes, recuperamos las llaves de las motos y salimos sin perder tiempo a ver el atardecer frente al Glaciar Perito Moreno, fuimos nosotros cinco los únicos asistentes a ese maravilloso show privado.
Al día siguiente nuestro destino era la estancia » el Cóndor» parapetada detrás del lago Viedma y uno de los pocos lugares que aún sobreviven sin teléfono, sin wifi e incluso sin electricidad – salvo la de un pequeño generador que ilumina apenas cuatro horas diarias-. Una difícil pero bellísima pista de ripio de tres horas y algo más de 125 kms, es el único camino para llegar a este recóndito lugar que durante la mayor parte del año vive como aletargado, cubierto de nieve y con fríos extremos.
Volviendo del Cóndor, la fatalidad quiso que mi buen amigo Alejandro Collado perdiera el control de la moto en una curva a derechas, muy suelta y en bajada. Lo que vino después de la caída fue una fractura trimaleolar de tibia y peroné, la interminable evacuación a El Calafate arriba de nuestro querido carruleto y después, el quirófano en Buenos Aires. Mala suerte y un ejemplo de resistencia y carácter, propio del rugbier que es Alejandro. Estamos seguros que muy pronto estará recuperado y desde estas líneas le enviamos nuestro cariño y apoyo.
Los dos días siguientes nos llevarían hasta el Chaltén, pequeña localidad andina y capital argentina del treeking a los pies del imponente monte Fitz Roy. Primero partieron Diego y Ramón, mientras, Ernesto y yo nos quedábamos esperando a la esposa de Alejandro y nos mantuvimos ocupados con las tareas de mantenimiento del carruleto y con algunas de las motos. Los cuatro rodamos por el Chaltén en diferentes días pero con igual disfrute del camino y del paisaje.
Ya estamos todos de nuevo en casa, con unos pocos más de kms sobre nuestros hombros y contentos de haber resuelto las cosas lo mejor posible.
Aeropuerto de El Calafate
4 de diciembre 2015